Ahora, ponte en el lugar del responsable de marketing de la
caldera de marras. Imagina que siguió los dos pasos anteriores.
Primero, buscó la marca en Google y encontró una primera
página llena de contenidos generados por otros en términos más
o menos negativos.
Después, indagó en la Web Social y localizó
más clientes descontentos propagando su disgusto en las redes
sociales y un par de bitácoras. ¡Vaya panorama! ¿Qué se supone
que debe hacer?
Bueno, ponerse en marcha ¿no? Poco logrará con los brazos
cruzados.
Pero ojo: la gestión de la reputación online es un proceso,
no un proyecto. Requiere constancia, coherencia y tiempo. Así, los
resultados llegarán tras los objetivos. Todo de acuerdo con un plan.
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