Para cultivar una buena reputación online, en primer lugar, deberás
conseguir que tu marca sea creíble. Sin credibilidad, será imposible
que tus interlocutores asimilen conocimientos intensivos, en
profundidad, sobre tu marca. Y ese es el componente básico de
la reputación. ¿Que cómo se obtiene? Pues, haciendo valer tus
propios contenidos.
Volvamos al ejemplo. Digamos que nuestro colega del calentador
ya ha averiguado qué se cuece de su producto en Internet.
Ha constatado un serio problema de servicio posventa. No
pocos clientes demandan soluciones ante averías o dudas
de funcionamiento. Un vacío que ocupan compartiendo su
insatisfacción en las redes.
En ese tema, su marca “no tiene palabra” y está obligada a
“tomarla”.
Uno de sus principales objetivos es el de fidelizar a los compradores. Precisamente, está preparando el lanzamiento de
una tarjeta de atención al cliente, con servicios de valor añadido.
¡Vaya!, podría convertir la amenaza en oportunidad.
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