Para terminar la carrera, necesitas recorrer la última etapa que une
a tu marca con sus clientes, o la separa de ellos. Es un tramo difícil,
de uno contra uno (o mejor: de uno para uno), cuyo premio es la
confianza del interlocutor (o su desconfianza). Ahí te la juegas. Si
no lo superas, puede que alguien conozca a fondo tu marca, pero
difícilmente tendrá su valoración personal, y ésa es la componente
definitiva de toda reputación.
De acuerdo. Hasta aquí la filosofía. Ahora, ¿cómo se lleva a la práctica?
Fácil: respondiendo y correspondiendo, como en la vida misma.
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