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sábado, 27 de septiembre de 2014

Hacia donde va el marketing

Philip Kotler explica aquí que la historia del marketing está dividida en tres etapas. El Marketing 1.0 que surgió con la Revolución Industrial cuando los bienes se vendían con promociones centradas en los productos y la idea entonces era lograr que los clientes compararan precios y calidad por medio de una relación funcional del producto. 
El Marketing 1.0 estaba dirigido a una maza de gente. La transacción era de uno a muchos, pero en los últimos 60 años, el marketing se ha transformado y pasó por otra etapa que lo movió del centro de gravedad “producto” al punto esencial “consumidor”, este momento se le conoce como marketing 2.0. 
El marketing 2.0 está específicamente centrado en el cliente, en este momento, comienza a cobrarse sentido de que la importancia más allá del producto está en satisfacer y retener al consumidor. 
Despertó cuando las tecnologías como el Internet comenzaron a penetrar directamente en las personas. Fue entonces que se hizo conciencia de que el consumidor tiene mente y corazón y es así como se busca conquistarlos llegando a ambas partes. Los mercadólogos buscaron formas de diferenciar sus productos y hacerlos más atractivos para el consumidor. Sabían que era importante que el producto fuera funcional pero que les generara una emoción. Quienes lograban conjuntar ambas cosas tenían un lugar más seguro y preferente en el cliente. La relación entre el producto y el consumidor era uno a uno, no a una maza. Se buscó desde entonces ser más personalizados, más pensado y dirigido. Y la dirección es clara, hoy estamos viendo los inicios de un marketing 3.0 que significa que la empresa no se concentra ya en el consumidor, sino en la persona. No se deshecha lo anterior sino que se perfecciona. 
El marketing que inicia y conocido como “del futuro” significa que la responsabilidad corporativa se convierte en el polo opuesto de la rentabilidad. Y Kotler argumenta bien esta tesis revolucionaria: las empresas ya no son luchadores que van por libre, sino una organización que actúa dentro de una red leal de partners. Las personas no son vistas ya solo como consumidores, sino como “personas completas” con “human spirit”, que quieren que el mundo se haga mejor. 
Desean que los productos y los servicios que eligen les llenen. No solo a nivel funcional y emocional, sino a nivel espiritual, del alma, moral. Internet aporta un papel esencial a todo esto. Con la conectividad, el bloggear y twittear, son cada vez más los clientes que se expresan libremente sobre las empresas.

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