Hace 10 años, a través de un diálogo en Internet, nació lo que
algunos conocen como el libro por excelencia que define el ocaso
de la empresa tradicional, de la organización tal y como la has
conocido hasta la fecha: el Manifiesto Cluetrain1. 5 personas
habían iniciado una conversación en Internet tratando de explicar
y entender cómo debería construirse y formarse una nueva forma
de enfocar la relación de las empresas con sus clientes. A partir de
esa conversación nace el Manifiesto y las 95 tesis que forman su
base; todas ellas partiendo de una misma premisa: “los mercados
se forman de conversaciones”.
Sin saberlo, seguramente sin buscarlo, detrás de muchas de estas
tesis se esconden las bases y los principios de lo que he titulado
aquí “del marketing 1.0 al marketing 2.0”.
Un enfoque centrado
en personas; un enfoque centrado en el mensaje por encima de
la imagen; un enfoque centrado en la experiencia por encima del
producto; un enfoque centrado en cómo las empresas, conversando
con sus clientes, son capaces de ofrecer una respuesta adecuada a
las necesidades de éstos.
Tuvo que venir, años más tarde, Tim O’Reilly para ayudar a dar un
empujón a todas estas tesis cuando, buscando un nombre para
una conferencia relacionada con nuevos modelos y formas de
trabajar en Internet, creó el concepto de Web 2.02.
La Wikipedia,
uno de los mayores exponentes de la filosofía que subyace bajo
este pensamiento, nos recuerda que este concepto nació para
“referirse a una segunda generación en la historia de la Web basada
en comunidades de usuarios y una gama especial de servicios como las redes sociales, los blogs, los wikis o las folcsonomías, que
fomentan la colaboración y el intercambio ágil de información entre
los usuarios”.
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