El conocimiento del sistema nervioso en general y del cerebro y el comportamiento humano en particular tiene una importancia capital para quienes se dedican a conseguir un entorno seguro y sano. Las condiciones de trabajo y las exposiciones que afectan directamente a las funciones del cerebro influyen en la mente y en el comportamiento. Para evaluar la información, tomar deci- siones y reaccionar de forma adecuada y razonable ante las percepciones del mundo exterior, es necesario que el sistema nervioso funcione adecuadamente y que el comportamiento no resulte afectado por situaciones peligrosas, como accidentes
(p. ej., una caída de una escalera mal diseñada) o la exposición a niveles peligrosos de productos químicos neurotóxicos.
La lesión del sistema nervioso puede provocar alteraciones de las aferencias sensoriales (pérdida de visión, de la audición, del olfato, etc.), mermar la capacidad para controlar el movimiento
y las funciones del organismo y/o afectar a la capacidad del cerebro para tratar o almacenar la información. Además, la alte- ración del funcionamiento del sistema nervioso puede originar trastornos del comportamiento o psicológicos. Los cambios del estado de ánimo o de la personalidad son un acontecimiento frecuente después de lesiones físicas u orgánicas del cerebro. A medida que avanzan nuestros conocimientos, aprendemos más acerca de la forma en que se modifican los procesos del sistema nervioso. Las sustancias neurotóxicas pueden atravesar la barrera natural del cerebro e interferir directamente en su complejo funcionamiento. Aunque algunas sustancias tienen una especial afinidad por determinadas regiones del sistema nervioso, la mayor parte de las neurotoxinas tienen efectos gene- ralizados que afectan a los procesos celulares que participan en el transporte de membrana, en las reacciones químicas intrace- lulares, en la liberación de sustancias secretoras, etc.
La lesión de los distintos componentes del sistema nervioso puede producirse de diferentes formas:
• lesión física directa por objetos que caen, choques, golpes o presión excesiva sobre los nervios;
• cambios en el medio interno, como falta de oxígeno debida a productos asfixiantes y exposición al calor;
• interferencia en los procesos celulares debida a la acción química de sustancias como metales, disolventes orgánicos y pesticidas.
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